Cuando pensamos en ciberseguridad, se nos suele venir a la mente la ciberseguridad de un ordenador o de un móvil como mucho. Normalmente no solemos reparar en que las Smart TV, al estar conectadas a la red, también corren el riesgo de ser hackeadas.
Cada vez con más frecuencia estos dispositivos son el objetivo de ciberataques y la mayoría no somos conscientes de la gran cantidad de información que pueden manejar sin que nos percatemos.
Los televisores, al igual que los móviles funcionan con sistemas operativos propios. Entre ellos, podemos encontrar por ejemplo, Android TV, WebOS o Tizen, que es el que usan los televisores Samsung.
Estos sistemas, al igual que los sistemas operativos de nuestros teléfonos móviles, se actualizan y en numerosas ocasiones lo hacen para instalar parches de seguridad, ya que aunque estos dispositivos manejan una gran cantidad de información, suelen estar muy desprotegidos.
Un ataque cibernético a una Smart TV puede dejar expuestos, por ejemplo, todos los datos que tengas asociados a servicios de pago como Netflix, Spotify o HBO, entre los que se encuentran tus datos bancarios o tu contraseña, y en caso de que utilices la misma para otros servicios, como el correo electrónico, también estarían en peligro estos.
En caso de que tu Smart TV tenga cámara o micrófono, si sufre un ataque estos dispositivos integrados también quedarían expuestos y se podría acceder a ellos sin que el propietario se diera cuenta.
Los propietarios de criptomonedas también deberían andar con ojo, ya que aunque sea poco frecuente, los ciberdelincuentes aprovechan la vulnerabilidad de estos dispositivos para instalar software de minado de criptomonedas, lo que también se conoce como “cryptojacking”. Según los datos de Check Point este software ha afectado a un 12,74% de las empresas españolas.