Los ataques DDoS y DoS son dos técnicas de ataque de denegación de servicio que utilizan los ciberdelincuentes para que los servidores de las empresas queden inoperativos.
Los ataques provocan que los usuarios no puedan acceder a los servidores que, generalmente, albergan las páginas web de la empresa, causando graves daños en el negocio. Los ciberatacantes saturan al servicio del servidor con muchísimas peticiones. Fingen una conexión simultánea de muchos usuarios, hasta que no se puedan atender todas y el servidor colapse.
Todo servidor web tiene una capacidad limitada para resolver peticiones, por eso, se satura y deja de funcionar. Existen dos formas de realizar un ataque de denegación de servicio:
- Denegación de servicio distribuido o DDoS: el ataque utiliza diferentes direcciones IP o diferentes equipos, los cuales hacen peticiones constantes al servidor hasta que se bloquea.
- Denegación de servicio o DoS: se utiliza un sólo ordenador o dirección IP, la cual lanza muchas conexiones consecutivas al ordenador atacado.
¿QUÉ CONSECUENCIAS TIENE UN ATAQUE DE DENEGACIÓN DE SERVICIO PARA UNA EMPRESA?
Este tipo de ataques se centran en los sitios web con la intención de que deje de funcionar. Por lo tanto, esto supondría que los servicios de una empresa dejen de estar operativos, la página no cargue o se vuelva lenta.
El tiempo de duración de los DDoS o DoS dependerá del propio ataque y de cómo actúe la seguridad informática durante este problema. La pérdida del control de los servidores puede provocar en la empresa grandes costes económicos que, en algunos casos, puede suponer la quiebra del negocio.
Además, es importante saber que existe un malware para realizar los ataques DDoS, el cual convierte a todos los ordenadores que infecta en zombies y crea botnes para transmitir el DDoS. Una vez infectado, alguien puede tomar el control del equipo de la empresa sin que los empleados se den cuenta.