Hoy en día es muy habitual que se realicen pagos digitales, gracias al avance de la tecnología. Existen diferentes tipos de pagos digitales y tienen algunos beneficios con respecto al pago en efectivo.
Para llevar a cabo pagos online se necesitan dispositivos electrónicos con acceso a internet y se recomienda utilizar una VPN de pago o un “proxy”.
Las empresas tienen que enfrentar desafíos de ciberseguridad con los pagos digitales, incluyendo estafas y riesgos reputacionales.
Tipos de pagos digitales
En primer lugar, nos encontramos con las conocidas tarjetas de crédito y débito. Éstas son una forma de pago digital muy común y permiten realizar transacciones en línea y en tiendas físicas.
Las tarjetas de crédito y débito ofrecen seguridad, aunque se recomienda utilizar tarjetas virtuales o de prepago, ya que ocurren hackeos a diario en entidades de cualquier tipo y los datos bancarios podrían quedar expuestos.
Por otro lado, existen las billeteras digitales como Apple Pay y Google Pay, las cuales permiten almacenar la información de pago en un dispositivo móvil y poder pagar sin tener la tarjeta física. Asimismo, éstas pueden ser tarjetas virtuales o de prepago.
Otro tipo de pago digital son las transferencias bancarias electrónicas, que permiten enviar dinero de una cuenta bancaria a otra de forma rápida y segura.
Por último, nos encontramos con las criptomonedas como Bitcoin, las cuales son monedas digitales descentralizadas que utilizan la tecnología blockchain.
Ventajas de los pagos digitales
La primera ventaja es que los pagos digitales permiten realizar transacciones de forma rápida y sencilla.
También ofrecen niveles de seguridad más elevados que el efectivo, ya que las transacciones se registran.
Además, los pagos digitales permiten llevar a cabo transacciones en cualquier lugar del mundo, por lo que ofrecen mayor comodidad en relación a la movilidad turística.
Riesgos de los pagos digitales
Sin embargo, también existen riesgos de utilizar los pagos digitales. En primer lugar, las estafas online pueden afectar tanto a empresas como a personas. Se dan casos de phishing, vishing o smishing con los que los ciberdelincuentes quieren conseguir información confidencial.
Además, las empresas, entidades públicas y personajes públicos pueden sufrir riesgos reputacionales si sus sistemas de pago son comprometidos y los datos de sus clientes o los suyos propios son expuestos.
Los datos de pago almacenados por las empresas son objeto de robo y eso se traduce en pérdidas financieras y daños a la reputación.
Por último, también nos podemos encontrar con fake news ligadas a fraude bancario y con los ataques de ransomware, los cuales están muy vinculados a las criptomonedas.