Introducción
La evolución de las ciberamenazas ha planteado la necesidad de que las medidas de ciberseguridad sean más calculadas, más proactivas y más realistas. Como resultado, las organizaciones han estado realizando simulacros de ciberataques para medir su resiliencia, responder de manera efectiva y mitigar daños potenciales. Sin embargo, ha surgido un debate sobre si estos simulacros deberían anunciarse o presentarse como sorpresa. En este artículo, exploraremos las dos perspectivas para determinar qué enfoque es más beneficioso.
El caso de los simulacros de ciberataque sorpresa
Los defensores de los simulacros de ciberataques sorpresa argumentan que la naturaleza inesperada de estos ejercicios refleja la realidad impredecible de las amenazas cibernéticas. En escenarios del mundo real, los ciberatacantes no avisan a sus objetivos. Aprovechan el elemento sorpresa para explotar defectos de los sistemas, robar datos confidenciales, provocar interrupciones en el servicio o simplemente causar estragos.
Desde este punto de vista, los simulacros no anunciados proporcionan una descripción precisa de cómo una organización podría responder realmente en caso de que se produjera un ciberataque real. En dichos simulacros, los empleados son evaluados bajo niveles de estrés realistas, lo que permite evaluar sus reacciones inmediatas, instintos, habilidades para resolver problemas y adaptabilidad.
Este modelo realista permite detectar fallos existentes en las medidas de ciberseguridad de una organización e identificar áreas que necesitan mejora. Revela reacciones en tiempo real, expone las vulnerabilidades humanas y subraya la importancia de tener una comprensión instintiva de los protocolos de seguridad.
El caso de los simulacros de ciberataques anunciados
En el otro extremo del espectro están los defensores de simulacros de ciberataques anunciados previamente. Creen que avisar con antelación de tales ejercicios permitiría una participación más centrada y eficaz de todos los miembros de la organización. Ser consciente de que se va a realizar un simulacro anima a los empleados a actualizar sus conocimientos y comprensión de los protocolos de ciberseguridad.
Un simulacro de ciberataque divulgado también puede servir como momento de enseñanza. Brinda a los empleados la oportunidad de aprender y comprender diferentes tipos de ataques, los métodos que podrían utilizar para responder y las mejores prácticas para casos futuros.
Los simulacros planificados previamente crean además una oportunidad para que los empleados hagan preguntas, expresen sus inquietudes y reciban comentarios inmediatos y comprensibles. Esta interacción podría conducir al desarrollo de prácticas de comunicación más fuertes y efectivas durante situaciones de crisis reales.
Lograr un equilibrio
Si bien hay argumentos válidos en ambos lados del debate, muchos expertos sugieren que la mejor práctica puede ser una combinación de los dos enfoques. Lograr un equilibrio entre los simulacros de ciberataque sorpresa y planificados podría proporcionar a las organizaciones los beneficios de ambos métodos.
Tener ejercicios de rutina anunciados permite la educación y la capacitación. Se puede enseñar a los empleados sobre nuevas amenazas, se pueden discutir las respuestas y se puede dar retroalimentación en un entorno menos estresante. Este enfoque proactivo brinda a las personas las herramientas que necesitan para reconocer y responder a un ciberataque.
Al mismo tiempo, los ejercicios sorpresa son eficaces para mantener el elemento de imprevisibilidad del mundo real. Se pueden realizar con menos frecuencia y sirven como medida de la eficacia de la capacitación y la educación, y del nivel de preparación de la organización bajo estrés.
Conclusión
La realización de simulacros de ciberataque sorpresa o anunciados depende de las necesidades y el contexto individuales de una organización. La conclusión es que realizar simulacros es crucial para promover la resiliencia cibernética, independientemente de cómo o cuándo se realicen. Una combinación de simulacros planificados y sorpresa podría ser el mejor enfoque para muchas organizaciones, combinando efectivamente la necesidad de educación y preparación con el realismo de ataques imprevistos.
A medida que las amenazas cibernéticas persisten y se vuelven más complejas y sofisticadas, es beneficioso realizar periódicamente estos simulacros para evaluar y mejorar la preparación de la organización contra cualquier posible ataque cibernético. Después de todo, una preparación adecuada evita un rendimiento deficiente, especialmente en el crítico mundo de la ciberseguridad.